Monday, March 06, 2006

son las dos y cero cinco de la tarde de un lunes de marzo;
una cuculi atravieza con su canto inoportuno para el sentir de mi alma, la ventana q refleja la luz verde q se estanca en mi soledad;
su trova se me torna en olvidos, en ecos de deseperanzas, en la fugacidad de esta existencia suspendida en mi experiencia de la nada

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